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Cardiomiopatía hipertrófica felina

¿Qué es la cardiomiopatía hipertrófica felina?

La cardiomiopatía hipertrófica felina (CMH) es una de las enfermedades cardíacas más comunes en los gatos, ya sean de raza o comunes. Se cree que esta enfermedad tiene un componente hereditario y afecta más a los machos que a las hembras.

Dicha enfermedad provoca un engrosamiento del miocardio del ventrículo izquierdo. Como consecuencia el volumen de la cámara cardíaca se ve reducido, así como el volumen de sangre que el corazón bombea.

Provoca deficiencias en el sistema circulatorio impidiendo que el corazón bombee la sangre correctamente.

¿A qué edad un gato debe hacerse la prueba de CMH?

CMH puede afectar a los gatos a cualquier edad aunque es más frecuente en gatos jóvenes (entre 5 meses y 6 años). Es difícil recomendar una edad específica para iniciar la prueba aunque son muchos los expertos que recomiendan hacerlo al cumplir 1 año.

¿Qué causa la cardiomiopatía hipertrófica felina?

Actualmente se desconoce la causa de la CMH. Sin embargo, se sospecha que factores, como enfermedades virales previas y la genética, juegan un papel importante.

Esta afección es más prevalente en razas como los Sphynx, entre otras.

La CMH es una enfermedad primaria del músculo del corazón. La hipertensión y el hipertiroidismo causan secundariamente engrosamiento del ventrículo izquierdo, pero no son la causa principal (aunque es posible que puedan agravar la enfermedad).

Su estudio e identificación es difícil puesto que la mutación genética que causa la CMH varía dependiendo de cada raza de gato.

¿Cuáles son los síntomas?

El gato puede presentar diferentes síntomas. De ello dependerá del avance de la enfermedad y su estado de salud al final.

Algunos de los síntomas que puede presentar son:

  • Asintomático
  • Apático
  • Inactividad
  • Falta de apetito
  • Depresión
  • Dificultades para respirar
  • Boca abierta

En casos más graves puede presentar parálisis de las extremidades posteriores. El cuadro más común en gatos con esta enfermedad es la respiración disneica con vómitos.

Si está en las primeras fases de la enfermedad es posible que solo notemos a nuestro gato más apático de lo normal, sin ganas de jugar o de moverse y con dificultades para respirar con normalidad.

¿Cómo se diagnostica?

La cardiomiopatía hipertrófica felina se diagnostica mediante un estudio ecocardiográfico. Como hemos visto nuestro gato puede presentar diferentes síntomas, reflejo de diferentes estados de la enfermedad. Si el veterinario detecta la enfermedad antes de que se desarrollen complicaciones derivadas por tromboembolismo, el pronóstico final será favorable.

Es muy importante que la CMH sea diagnosticada antes de someter al gato a otras cirugías menores como, por ejemplo, una castración.

Una revisión rutinaria de un gato asintomático puede no detectar la enfermedad, por ello es importante que cada cierto tiempo le realices pruebas más completas.

La ecocardiografía es la única prueba para diagnosticar esta patología. El electrocardiograma no la detecta, aunque, muchas veces, refleja ciertas arritmias propias de ésta enfermedad. Las radiografías de tórax tampoco sirven para diagnóstico, puesto que solo detectan casos avanzados.

De todas formas no te preocupes. Es la patología cardíaca más frecuente en los gatos. Si tu veterinario observara cualquier indicio o síntoma, llegado el momento realizará las pruebas necesarias

¿Cómo se trata la cardiomiopatía hipertrófica felina?

El tratamiento de CMH es variable en función del estado clínico del animal, la edad y otros factores. Las cardiomiopatías no tienen cura, solo podemos ayudar a nuestro gato a convivir con la enfermedad.

Los medicamentos más frecuentes utilizados en cardiomiopatías son:

  • Diuréticos: se administran para reducir los líquidos del pulmón y el espacio pleural. En los casos graves, se debe extraer el líquido con un catéter.
  • IECA (Inhibidores de la enzima convertidora de Angiotensina): estos provocan vasodilatación, reduciendo así presión en el corazón.
  • Beta bloqueantes: sirven para reducir la frecuencia cardíaca cuando el ritmo se acelara.
  • Bloqueantes del canal de Calcio: relajan el músculo cardíaco.
  • Ácido acetilsalicílico: habitualmente se administra en dosis muy bajas y controladas. Se prescribe para reducir el riesgo de tromboembolismo. Es muy importante que la dosis y los intervalos se sigan al pie de la letra puesto que es fácil sobredosificar al gato, y sus consecuencias pueden ser fatales.

En cuanto a la dieta, no se recomienda modificarla en exceso. Solo debemos procurar que sea baja en sal. Así evitaremos las retenciones de sodio, las cuales son causa de la retención de líquidos.

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